
El acto de intervenir un espacio exige un análisis profundo y continuo, capaz de respetar la memoria del lugar y de honrar tanto su pasado como su futuro. Para ello, es imprescindible llevar a cabo un estudio exhaustivo de los elementos que lo componen: su contexto, su estructura espacial, su materialidad y su atmósfera.
La intervención busca preservar tanto la materialidad como la atmósfera del lugar, abriendo los vanos existentes para lograr una mayor iluminación y ventilación natural. La distribución espacial y el mobiliario serán los encargados de definir la forma de habitar y vivir en la casa. El mobiliario de carpintería, dejando atrás los muros, permitirá que el espacio se abra, adaptándose a las dinámicas del usuario, y actuará como un medio para concentrar o expandir las distintas zonas.
La propuesta consiste en un reordenamiento que optimiza los espacios. Las áreas privadas se ubicarán en la parte norte de la casa, mientras que la cocina existente se transformará en una habitación. El baño se ampliará para servir a esta nueva recámara, y el resto de los espacios sociales se extenderán hacia una de las tres terrazas que conforman la vivienda, creando una relación fluida entre el interior y el exterior.










